En determinadas ocasiones me he dedicado a profundizar de manera casi obsesiva (en realidad sobra el “casi”) en un único motivo, como queriendo recorrer todos sus caminos, agotar todas sus posibilidades, descubrir todo su misterio. Son mis “series”.

Fue durante el servicio militar cuando empecé a pintar los “circos vacíos” (1976), que fueron evolucionando hasta convertirse en “espacios acotados”, la serie más intensa y también la más dilatada en el tiempo, pues se prolongó durante buena parte de 1977. Pinté más de ochenta de esos “espacios” sobre cartulinas de 24 x 32 cm, además de tres bloques (de 80 hojas cada uno) en tamaño folio. Entre los “circos vacíos” y los “espacios acotados”, durante el mes de permiso, me dediqué a los “pegotes”.

Otra serie importante para mí fue la de los “tenedores” (1990), que consta de unos sesenta dibujos y cuatro pinturas al acrílico.

En las series, el número de cada dibujo no indica el orden en que fueron realizados, sino en el que han sido catalogados tantos años después.